Toda organización tiene una jerarquía, donde una o varias personas están en un nivel superior y los cuales establecen los objetivos, valores y normas de la organización. En un nivel inferior están las personas que dependen de ellas, las cuales cumplen las tareas y normas que se les encomienda. En función de cómo el líder gestione la organización, esta será más o menos eficiente. Detallemos las diferentes formas de liderazgo:
1. Autoritario
En este tipo de liderazgo, hay una persona que dicta las normas y los objetivos a conseguir. Es un liderazgo con una estructura jerárquica clara, donde una persona establece las pautas a seguir, y el resto de componentes obedecen sin ningún tipo de participación en el grupo. En este tipo de liderazgo prima por encima de todo las necesidades de la actividad, y las necesidades individuales de los miembros del grupo están en un segundo plano. Es muy eficiente en cuanto a la obtención de resultados, sobre todo cuando existe la necesidad de tomar decisiones rápidamente. Es por ello que se da habitualmente en los servicios de seguridad y sanidad. Por el contrario, se ha demostrado que este tipo de liderazgo ocasiona frustración en los subordinados, creando malos ambientes de trabajo entre otros compañeros del grupo. También se crean ambientes de trabajo con desmotivación del equipo y abandono a largo plazo.
2. Democrático
Este estilo de liderazgo se caracteriza por contar en la toma de decisiones con cada miembro del grupo y las medidas se toman por consenso del mismo. El objetivo es del grupo en conjunto y los resultados se evalúan conjuntamente. Los miembros del grupo se organizan por sí mismos y destaca por su flexibilidad en cuanto a plazos. El ambiente y la motivación del grupo son mejores que en el caso anterior. Este tipo de liderazgo se da en empresas con objetivos a largo plazo, ya que las decisiones se toman más lentamente. En este estilo es donde se ve al verdadero líder, ya que aquí debe tener las cualidades necesarias para el desarrollo del equipo. Los resultados son más originales al existir una mayor creatividad del grupo. Un claro ejemplo de este estilo de liderazgo sería una startup y un arquetipo de líder democrático Steve Jobs.
3. Liberal
En este tipo de liderazgo el líder es totalmente pasivo en cuanto a la toma de decisiones, planificación y organización. No hace valer su autoridad y no realiza evaluaciones. El líder facilita la información y las decisiones las toma el grupo. Los resultados en este modo de liderazgo son los peores. Se tiende a la desorganización, los componentes del grupo trabajan individualmente y se crean rivalidad entre los mismos.
4. Paternalista
En este modelo de liderazgo se da más importancia a las relaciones personales del líder con el resto del grupo. El líder actúa paternalmente con los empleados. Es amable con ellos, pero los ve limitados y no les da toda la confianza. No les da responsabilidades. No fomenta el trabajo en equipo y no delega. Esto lleva a una excesiva dependencia del líder, y si este falta, no hay nadie que tome las decisiones en el grupo, o no lo hace eficazmente por falta de experiencia.
5. Burocrático
El liderazgo burocrático busca la eficiencia prestando atención a los objetivos formales. Este tipo de liderazgo toma como referencia unas normas y objetivos establecidos por la empresa. Existe un ambiente de trabajo poco flexible y no existe una unión muy cercana entre dirigentes y subordinados. Este tipo de liderazgo es el más común sobre todo en industrias que trabajan con sustancias peligrosas y en el sector bancario. Es un liderazgo que da unos resultados eficientes, pero que crea malos ambientes de trabajo.
Robert R. Blake y Jane Mouton desarrollaron el siguiente esquema, conocido como malla gerencial de Blake y Mouton. En él se describen esquematicamente estos cinco estilos de liderazgo en función del nivel de la prioridad en las personas o en los resultados.
Malla gerencial de Blake y Mouton |
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